lunes, 18 de marzo de 2013

Ser [sí o sí]






                                                                        A Rosa Soria,
                                                                      por las calaveras





Penden en multitud desde mi cuello
y harían las delicias
del mismísimo Hamlet, el poeta,
que podría alargar su soliloquio
hasta la propia noche de los tiempos.
Prendido a mi garganta
                                    y en mi pecho
un mundo desatado de cegueras,
de lo que nunca vemos, de lo que no veremos,
de lo que somos todos en potencia
y en un último tránsito hacia el polvo,
entre los intersticios de la luz.
Así, por esa leve caída, como seda
de un oriente impreciso,
consuelan a la piel del frío que vendrá,
de la piedra que aguarda
                                      al final del camino.

















martes, 12 de febrero de 2013

Cuando el terciopelo ya no es azul





Decías terciopelo
como quien no queriendo
pero le va la vida
en no querer
arrastrando la sílaba
final
derramando la escasa
desnudez
abrasando los párpados
sumidos en la voz
de la tiniebla
velvet para los ciegos
que te intuyen
desnuda adormecida
lánguida tu piel blanca
y la penuria
de un amanecer
lejos muy lejos velvet
un cansancio de muerte
un abandono
de cadáver lamido
de sexo respirado
profundamente cieno
velvet para los sordos
que adivinan
el compás animal
de tus caderas
velvet para los lobos
y los tristes
velvet para 
los arrepentidos
y tú que vives
en la voz de nadie
la mirada de nadie
los oídos de nadie
que ensayas velvet
para no ser nadie
sientes que el terciopelo
no es azul
y acabas la palabra
mientras el rojo
del amanecer
asoma como un lienzo
ensangrentado
por entre los barrotes.


















jueves, 15 de noviembre de 2012

Abstracciones poéticas






POEMAS ESCRITOS PARA LA INAUGURACIÓN
DE LA EXPOSICIÓN "ABSTRACCIONES POÉTICAS",
DEL ARTISTA FEDERICO EGUÍA










A veces, transitar la superficie
no significa ser superficial.
En la faz de las cosas
a menudo reside
el reflejo inequívoco
de su esencia profunda,
la letra de su música más íntima,
más propia,
la descarnada voz de la materia
que se abre paso a gritos coloridos
o susurra, despacio, su abandono,
su más hondo dolor
o su más grande dicha.
Somos, al fin y al cabo,
esa materia errante
en busca de un lugar en este mundo,
                   en busca de un espacio en este lienzo.


























                                         [Muro, técnica mixta, 116 x 87]





Ya lo dijo Aristóteles:
El ser es movimiento.
Y en esa oscilación
se alberga fieramente
un algo incalculable,
la ley de lo incausado,
el reflejo divino
que alumbra con rigor
hasta la más pequeña
de las cosas,
hasta el gesto más ínfimo,
la palabra más frágil,
la sonrisa más débil,
la lágrima minúscula.
No estamos para nada
y estamos, sin embargo,
deambulando en el todo,
naufragando en el caos
que alberga, finalmente,
alguna playa
desierta en la que ser
grano de arena,
molusco abandonado,
cangrejo malherido,
residuo fulgurante
de una vida
que, apenas proyectada
hacia la luz,
inicia su declive,
ese apagarse
en el que se debaten
bestia y hombre,
hombre, mujer y dios
-sea cual fuere
su inescrutable
manifestación-
abrazados
a la totalidad.


























                                  [Muro II, técnica mixta, 120 x 82]





Digue’m
suaument,
a cau d’orella,
alló que necessito
saber, alló que és nostre,
només nostre.
Susurra’m
veritats inconfessables,
secrets
que quedaran
entre tu i jo.
Mot rere mot
desvetlla
l’essència
de les coses.
Jo et guardaré
el secret,
ningú sabrà
el que sabem
tu i jo.

Què és l’art
sino aquesta
transmissió clandestina,
revel·lació sagrada
que desperta
en nosaltres
-les pobres
criatures
del desert-
la set
de l’absolut?

Què será
de nosaltres
si perdem
la noció
de l’infinit?

Què farem
si, perduda
la nostra
condició
de bèsties
expulsades
de l’eden,
deixesim de buscar-lo?

Què será
de nosaltres
si el trobem?





Dime
suavemente,
al oído,
eso que necesito
saber, eso que es nuestro,
sólo nuestro.
Susurra
tus verdades
inconfesables,
secretos
que quedarán
entre tú y yo.
Palabra tras palabra
desvela
la esencia
de las cosas.
Te guardaré
el secreto,
nadie sabrá
lo que tú y yo
sabemos.

¿Qué es el arte
sino esta
transmisión clandestina,
revelación sagrada
que despierta
en nosotros
-las pobres
criaturas
del desierto-
la sed
del absoluto?

¿Qué será
de nosotros
si perdemos
la noción
de infinito?

¿Qué haremos
si, perdida
nuestra
condición
de bestias
expulsadas
del edén,
dejamos de buscarlo?

¿Qué será
de nosotros
                   si un día lo encontramos?
















[Muro III, técnica mixta, 120 x 82]







Pateixo
malalties
incurables:
la por,
la son,
l’oblit,
la circumstància,
sempre
la circumstància,
l’eufòria del moment,
la tristesa del gat,
la penúria del gos
lligat a la paret,
assemblant-se al seu amo
dia a dia.
Deixo, de tant en tant,
la petita petjada
de l’home que respira
i descobreix països,
continents,
sobre la seva
taula de cartró,
plena de taques d’oli
i de somnis d’argent.
Invento,
pas a pas,
la meva biografia
minúscula de cranc
dins una geografía
de ciutats que desperten
l’instint de l’animal.
A voltes
surto
de la meva gàbia
i reconec el món,
sincerament el món,
obscurament el món,
senzillament el món:
acrílic sobre llenç,
aquarel·la,
carbó,
oli sobre desig,
simple supervivencia.






Padezco
enfermedades
incurables:
miedo,
sueño
y olvido,
la circunstancia,
siempre
la circunstancia,
la euforia del momento,
la tristeza del gato,
la penuria del perro
atado a la pared,
pareciéndose al amo
día a día.
Dejo, de vez en cuando,
la huella tan pequeña
del hombre que respira
y descubre países,
continentes,
sobre su vieja mesa
de cartón,
tan manchada de aceite
y sueños plateados.
Invento,
paso a paso,
una biografía
de cangrejo minúsculo
en una geografía
de urbes que despiertan
el instinto animal.
A veces salgo
de mi triste
jaula
y reconozco el mundo,
sinceramente el mundo,
oscuramente el mundo,
sencillamente el mundo:
acrílico sobre lienzo,
acuarela,
carbón,
óleo sobre deseo,
simple supervivencia.




























                                                                        [Ver, técnica mixta, 100 x 81]













miércoles, 19 de septiembre de 2012

9000



Si todo 
fuera 
número
cálculo
orden
cómputo
qué sería
de ti
qué sería
de todos
nosotros
los sin nombre
los que no
utilizamos
el teléfono
más que
para llamar
a los ahogados
a los otros
sin nombre
a las líneas
calientes
o a los viejos
amigos
que siempre
te contestan
sonriendo
si todo 
fuera 
número
nueve mil
novecientos
noventa
nueve
cero coma nueve
qué triste
qué tristeza
qué tristemente
número
qué poco
qué silencio
qué náufragos
qué viejos
qué cansados
de contar
y contar
sin rebelarnos
y sin
reconocernos
en esa
soledad
de los números
primos
de las cifras
heladas
de las noches
en vela
de los árboles
muertos
de las horas
perdidas
de los versos
que nunca
se escribieron









miércoles, 22 de agosto de 2012

AMELIA






No es por arte que escribo, 
ni por amor al arte.
Es porque debía hacerlo,
me lo debía contigo.

Sin lápiz, sin papel,
es sólo con tu voz que escribo,
con la que me llevo dentro,
con la que brindaré con vino
a tu salud, a la salud de los tuyos.

Porque te quiero.
Porque de algún modo debía decirlo.
Es por eso que escribo.



                                      Rosa Vivó. 
                       [La Lobera de Gredos, 06.08.12]





















domingo, 24 de junio de 2012

A HANS MAGNUS LE ROBAN LA MALETA





Entre algún libro y varios folletos y revistas
y el aviso de pago de una letra
ayer llegó la carta desde Berlín Oeste
trajo malas noticias de Enzensberger
y mi mujer y yo nos quedamos pensando
en los días que estuvo en Barcelona
cuando nos dijo que le acompañáramos
pues quería comprarse una maleta.


Eso de andar rodando por tiendas y almacenes
siempre me resultó desagradable
pero dijo maleta y fue como si todo su futuro
dependiese de que él pudiera andar
en compañía siempre de una bella muchacha
que guardara con mimo sus papeles
apilando sus sweaters pantalones y blusas
por todos los hoteles y lugares del mundo.


Lo mejor es pensar quién entiende o es técnico
en cuestiones como ésta delicadas de suyo
nos dijo mi mujer y Hans y yo asentimos
y al fin se decidió que mi cuñado era
un hombre de experiencia pues ha viajado mucho
y comprende y conoce todas las cualidades
que deben adornar a una buena maleta
y sabe de ocasiones y júbilos y ofertas.


Así ocurrió que fuimos los tres donde el cuñado
y estuvimos hablando buen rato y discutiendo
el modo de actuar y recuerdo que Hans
estaba tan nervioso como quien busca piso
y al fin salimos todos y yo aparqué en Las Ramblas
y en la primera tienda los encontré dudando
anduvimos a otra y a otra y regresamos
y ya no hubo más dudas: en la primera tienda.


Estaba allí esperando con su piel de azabache
y Hans la alzó despacio acarició sus cierres
era por dentro roja como cereza oscura
luego se comprobaron las asas y refuerzos
y vimos que asentía y el cuñado entró en fuego
hasta que la encargada rebajó unas pesetas
y la maleta y Hans ya no se separaron
volaban en un jet al cabo de unos días.


Mas la carta de ayer nos cuenta que en París
no sabe si en un bar o en el hall del hotel
alguien se la quitó y ni la policía
ni el conserje ni nadie pudo darle una pista
así que tuvo que irse como un viudo a Alemania
desde donde escribía y explicaba otras cosas
que mi mujer y yo jamás recordaremos
pues estamos tan solo pensando en la maleta.




                                José Agustín Goytisolo
                                      [Bajo tolerancia]  





                

jueves, 14 de junio de 2012

+ - HUMOS























Despierto a un nuevo día
con esa luz que puebla las ventanas
y con la incertidumbre
del que no reconoce ni sus manos.
El verano me empuja hacia unas calles
que estallan más allá del parabrisas,
a los ruidos de siempre, a la tensión
que inunda la autopista,
a la prima de riesgo por las nubes,
al rescate de nadie, a la deriva
de otorgar lo que niego entre los dientes,
al escaso amarillo
de genista que apenas sobrevive
arriba, en la montaña,
o en la cuneta sucia de neumáticos
y de animales muertos,
a la verdad de un mundo que desmiente
todo lo que yo afirmo en voz muy baja.


Llego tarde al trabajo, como siempre,
a las sombras de un mundo sin ventanas,
un mundo de ascensores truculentos
y espacios repetidos
donde algunos reclaman por su asunto 
y otros piden justicia ingenuamente.
La vida se desata, el tiempo vuela
hasta cuando te duelen los riñones,
hasta cuando te pesa la garganta.


Nada que proponer a todo eso,
solamente sufrirlo, soportarlo,
comérselo, bebérselo,
ya que no hay modo alguno de eludirlo
y, a veces, si la cosa lo permite,
fumarse un cigarrillo en el lavabo.