Decías terciopelo
como quien no queriendo
pero le va la vida
en no querer
arrastrando la sílaba
final
derramando la escasa
desnudez
abrasando los párpados
sumidos en la voz
de la tiniebla
velvet para los ciegos
que te intuyen
desnuda adormecida
lánguida tu piel blanca
y la penuria
de un amanecer
lejos muy lejos velvet
un cansancio de muerte
un abandono
de cadáver lamido
de sexo respirado
profundamente cieno
velvet para los sordos
que adivinan
el compás animal
de tus caderas
velvet para los lobos
y los tristes
velvet para
los arrepentidos
y tú que vives
en la voz de nadie
la mirada de nadie
los oídos de nadie
que ensayas velvet
para no ser nadie
sientes que el terciopelo
no es azul
y acabas la palabra
mientras el rojo
del amanecer
asoma como un lienzo
ensangrentado
por entre los barrotes.
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