Si yo fuera Sherlock Holmes
cambiaría la pipa por un peta
y el violín por una stratocaster
ese ridículo traje a cuadros
por una chupa negra
y unos vaqueros viejos y gastados
dejaría de husmear siempre por ahí
en busca de verdades aburridas
cambiaría sin dudarlo
la deducción por la imaginación
la niebla de Londres
por el sol de Sevilla
la concentración por la relajación
Baker Street por la Gran Vía
la señora Hudson por Scarlett Johansson
y la morfina por un buen tequila
(mejor si es Herradura Reposado)
Si yo fuera Sherlock Holmes
no querría tratos con Scotland Yard
ni con los estirados caballeros ingleses
sólo investigaría la manera
-elemental- de vivir sin trabajar
llevaría una flor en la solapa
(si tuviera solapa)
tomaría -eso sí- su mismo té
me armaría finalmente de valor
y le declararía mi amor al Doctor Watson.
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