jueves, 17 de septiembre de 2009

UTOPÍA (III y IV)



NO



No vamos a entregar nuestra alegría.

Seguiremos riendo los chistes sin sustancia

y las bromas neuróticas

de un judío canijo

que ha reducido el mundo a su Manhattan

hedonista y burgués,

con ese pesimismo contenido,

abandono ilustrado, decadencia

de los bien educados en colegios

de élite, banderas

de una inteligencia programada

para subirse al carro,

para tomar las riendas,

para sacarle el jugo

a este mundo sin dioses.

No vamos a entregar nuestra alegría,

ni a luchar contra nadie

para imponer ideas o costumbres.

Haremos nuestra apuesta más sincera

desde cualquier invierno,

desde la periferia,

desde algún descampado del Bronx o de La Mina,

a ritmo de hip-hop,

o mejor aún, por bulerías.

Por más que insistan, no,

no vamos a entregar nuestra alegría,

no vamos a entregar nuestra alegría,

no vamos a entregar nuestra alegría.

En Park Avenue no se comen callos!












[Jesús G. Aguagria.
Proyecto vital en la desembocadura del río Besós. 2008.
Acrílico sobre tela. 162 x 130 cm.]






ESPACIO







Todo podría empezar

en una calle de Cavalo Morto

y acabar cuando tenga que acabar

en un rincón cualquiera,

fantasmal, de la vieja Comala.

Lêdo Ivo sería

una suerte de demiurgo amable,

como un procreador supremo y apacible.

Rulfo, un demonio travieso

dibujando presencias, acordonando

al último de nosotros

entre fiebres y nieblas.

Entre Cavalo Morto,

donde las muchachas aman a los soldados,

y Comala, la brumosa,

donde las sombras fagocitan

la memoria del último hombre,

hay una realidad por escribir,

un jardín que pintar sobre las aguas,

un Himno a la Alegría por cantar,

un árbol exultante de manzanas

que brillan bajo el sol, como si fueran

las monedas perdidas, las palabras

en el sueño del viejo Lêdo Ivo.


























[Jesús G. Aguagria.
Lago en el sueño de Polífilo de F. Colonna. 2009.
Acrílico sobre tela. 60 x 60 cm.]

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