Si digo "Salta"
pienso en Tequila y vuelvo
a mi vieja adolescencia malversada.
Si digo "Orán" apenas
regreso hasta un libro de Camus
sin cruzar el Estrecho Mar de los ahogados.
Sin pensar
el tiempo nos dibuja
puertos y travesías,
respuestas y silencios.
Sin buscarlos, a veces,
la vida nos acerca
versos y amigos
y luego... se los lleva cargados de maletas,
dejando tras de sí
una arena cansada y el temor
a la palabra "nunca".
Ahora digo "Salta"
y la voz se me llena de nostalgia,
digo "Orán" y gimen las gaviotas
en esta Barcelona tan pequeña,
tan callada, tan antigua.
Entre una cosa y otra
tal vez media docena de cervezas,
un hermoso puente de palabras
que no pudimos alzar
remontando el Atlántico
y unos cuantos poemas
que tienen vida propia
y que, a falta de puente, son un cabo
que alcanza ambas orillas
y vibra cada vez
que recitas los versos de un amigo.
¡Ave, Romano!
¡Los que van a añorarte, te saludan!