Hay momentos en los que uno se siente afortunado, en que sus expectativas se han visto colmadas, en que los deseos se cumplen, sin más. Para un poeta, como para cualquier creador, el momento de ver impreso uno de sus libros, fruto de años de búsqueda, de escritura, de correcciones, de dudas, es la culminación de todo el trabajo que se puso en marcha mucho tiempo atrás, asediado por las incógnitas, por la incertidumbre acerca de la forma que tomarán los versos y la dirección en que le llevarán. Es, sin duda, la hora de la verdad, la hora en que el poeta deberá enfrentarse a sí mismo y decidir si ha valido la pena, y en la que el juicio de los otros vendrá a refrendar o a contradecir la idea que él tenía acerca de sus versos. En poesía, generalmente, y con muy escasas excepciones, nada tiene demasiado eco, nada va mucho más allá de los círculos más próximos, familia, amigos, compañeros de oficio, con suerte un grupo reducido de críticos más o menos profesionalizados y con más suerte un puñado de lectores no vinculados a las circunstancias biográficas del poeta. A pesar de todo, no deja de existir en él una cierta inquietud sobre el recibimiento que va a tener su obra. Así me siento yo ahora, inmerso en esa mezcla de alegría e inquietud, esperando que el libro empiece a distribuirse, soñando con que llegue a las manos adecuadas, aquellas que lo sepan apreciar en lo que es, a saber, un intento más de dar razón de algunos aspectos de la realidad que, ni se explican por sí mismos ni pueden -creo- ser apuntados o sugeridos desde otros lenguajes que no sean el de la poesía, el lenguaje aparentemente más innecesario, el que para algunos menos conexión mantiene con la realidad de la vida diaria, pero que para otros es absolutamente imprescindible, precisamente por no hacer referencia a esas cuestiones más pragmáticas de la existencia y pretender explorar otros planos de lo individual y de lo colectivo. Así me siento ahora, a la espera de ver que La verdad del frío busca su lugar en el mundo y las manos que lo sostendrán bajo una mirada atenta, una mirada que alcance a descubrir alguna pequeña verdad ocasional que le ayude a hacer más llevadera la pesada carga de los días. Me siento, también, afortunado, porque el libro se hizo acreedor al IV Premio Internacional de Poesía Màrius Sampere 2008, lo cual ha permitido que sea publicado por una excelente editorial, La Garúa, con un prólogo breve pero lleno de cariño de la mano de un poeta muy querido y admirado, Jordi Virallonga. No se puede pedir más, y no pido más. Sólo quiero compartir mi alegría con los pocos que os acerquéis hasta este cuaderno semiabandonado. Gracias a todos los que han hecho posible la edición de este libro, al jurado que lo valoró como merecedor del galardón, al editor que lo ha convertido en un bello objeto de lectura, a Jordi Virallonga por sus generosas palabras y a todos los que me han apoyado y me apoyan en esta tarea casi clandestina de escribir versos. Transcribo algunos poemas del libro y me hago eco de la presentación que tendrá lugar el próximo 5 de noviembre en Santa Coloma de Gramenet, en la Biblioteca de Can Sisteré, a las 20.00 horas.
EL ANIMAL DEPUESTO
Coronado de luces engañosas,
anclado en su espejismo,
dormita su ebriedad el universo.
Ya levantó su manto el dios inconocido,
ya el ángel de lo oscuro ha deslizado
su aroma de tiniebla entre las cosas.
Arcángeles, demonios, héroes y villanos,
sobrados y excedentes
del cálculo satírico del tiempo,
mecen sus armas a la luz del aire,
mas, ninguno recuerda los motivos.
No sabe nadie. Todos desconocen
la precaria certeza del principio,
y sesgan la corteza de la tierra
por una posesión inaprehensible.
¿Quién es dueño del Hombre?
¿De quién debiera el Hombre liberarse?
ARS ADIVINATORIA
Saber que hay un abismo
lamiéndote las plantas de los pies,
que vives de prestado, en un impás de aire,
calmándote la sed con unas aguas
que no te pertenecen,
surgido de la estela de unos nombres
que un día u otro van a ser silencio
y te van a dejar abandonado,
a merced de otros tiempos, de otras voces
al fin desconocidas.
Saber que en el final hay un principio
y que el mundo trasciende tu mirada
no produce inquietud, ni desvarío,
tan solo la nostalgia anticipada
de lo que no será, de este momento
al que nunca podrás encadenarte.
TENTATIVA
Cuando alumbras
la saliva limítrofe de un nombre
igual que un universo en construcción,
amenazado siempre de hecatombe,
de muerte, de fracaso;
cuando ensayas el himno del perdón,
el viento aúlla entre las gárgolas
consolidando la verdad del frío.
EL DESCONSTRUCTOR
He cumplido siglos de espuma
seguido de hombres y ratas
y otras criaturas prisioneras.
Apenas nada
ha sobrevivido a mi tacto
y a mi mirada.
He crecido en mi propia desunión,
en la escisión constante con el tiempo,
he sido tantas ansias de no-ser,
he sido oscuridad, temor de luz,
bajo la incandescencia de estos ojos cansados
y enrojecidos por el peso de un milenio.
Soy demasiado viejo y es demasiado tarde
para querer morir en el intento.
Primero debo acabar el trabajo:
destruir todo rastro de mí mismo.
LAMENTO DE NO-MUERTO
Yo supe que tú eras la mujer de mi vida
al verte soportar en aquel beso
mi aliento de no-muerto mezclado con four roses
mientras otro no-muerto llamado Kurt Cobain
maldecía la noche aullando al infinito.
Yo supe que eras tú
y aposté tanta sangre de no-muerto
como había en mis venas a lo nuestro.
Yo supe que tú eras la mujer de mi vida,
lo que no sabré nunca
es por qué no supiste que yo era
el hombre de tu vida.